domingo, 12 de octubre de 2008

LOS TESOROS DE CAYO CRISTO


Muchas historias de piratas giran alrededor de este amado cayo de los sagüeros a lo largo de los cuatro siglos de conquista y colonización española de Cuba. Si nos guiamos por las leyendas, “tantos piratas y corsarios aquí enterraron sus tesoros en diferentes tiempos, que la ley de la probabilidad nos indica que alguno habrá encontrado el tesoro de otro cuando trataba de enterrar el suyo, si tenemos en cuenta el área relativamente pequeña del islote”. La misma ley enuncia un pequeño porciento para que esto no suceda, en cuyo caso tendríamos los sagüeros un paraíso repleto de cofres, lingotes y toneles a cada paso que diéramos por su superficie.

Cada vez que tratamos de recopilar historias de tesoros con los viejos pescadores de Isabela,un alto porciento de ellos ubican los entierros en Cayo Cristo y quizás la segunda y lejana posición la ocupe El Esquivel.Pero los relatos más lejanos provienen de la Sagua colonial cuando aún no existía Isabela de Sagua y se hablaba de que una gran colonia de retirados hermanos de la costa allí se había establecido para olvidar su antiguo pasado delictivo y disfrutar así de sus jugosos ahorros productos de la piratería.

1- De la época de esos “retirados” nos llega la historia de una enorme fortuna compuesta por 10 ó más toneles repletos de peluconas de oro enterrados en 1567 en Cayo Cristo y que ellos mismos buscaron cuando ya vivían en Sagua en 1750 sin obtener resultados positivos.La tradición no cuenta cómo ellos sabían de aquel lejano entierro,pero el simple hecho de haberse preocupado por ir a buscarlo,indica la solidez de sus datos…

2- Otros pequeños relatos señalan a este sitio como punto de entierros en el mismo siglo XVI.

3- Pero pasemos al siglo XVII donde otra vieja anécdota describe que en Cayo Cristo estuvieron por más de 48 horas,dos bergantines piratas y un galeón español del cual descargaban toda su fortuna a la vista de otros barcos que por allí pasaban rumbo a Sagua que por esa época le llamaban “El Embarcadero”. Enterada la marina española de tal acontecimiento,envió al sitio a 4 grandes fragatas de guerra que cañonearon a la flota pirata cuando ya llevaban una hora alejándose del Cayo.Los tres barcos fueron hundidos pero cuando los españoles exploraron tierra con el objetivo de desenterrar el tesoro,no encontraron ni una sola pista que les descubriera el punto de enterramiento. Los piratas, muy experimentados en limpiar huellas,habían dejado el terreno en su perfección natural sin la más diminuta marca o señal que sugiriera un eslabón del derrotero.De esta forma ha quedado para siempre,sepultado en Cayo Cristo,el secreto del galeón descargado.

Hay que señalar que durante la primera mitad del actual siglo (XX), se hallaron unos cañones en el punto llamado Los Caletones ,que tenían una inscripción de 1612 y todo apunta hacia un barco pirata; de todas formas, de no serlo, estos cañones sí indicarían la notable actividad que ya existía en este Cayo por el lejano 1616 o algo más.

4-Otra leyenda muy conocida por los más viejos de Sagua describe los espectros que muchos vacacionistas han visto durante sus noches de estancia en el fantástico cayo. Muchos testigos vivos en la actualidad coinciden en que allí salen fantasmas de piratas en escenas que pudieron muy bien ser parte de la realidad cotidiana en los tiempos de sus aventuras. Esta visión describe que en una ocasión arribó a tierra un grupo de bucaneros con una larga fila de prisioneros que iban atados a la espalda y sus rostros vendados,quizás fueran cautivos en un asalto o tal vez fueran otros piratas condenados al silencio de un entierro.El despiadado capitán había ordenado cavar profundos hoyos donde los enterró a todos de forma vertical dejándoles solamente la cabeza vendada sobresaliendo en la superficie y solo cuando estaba seguro que ninguno escaparía les quito la venda de sus ojos. Los pobres diablos estaban muy asustados y miraban con horror las olas en la orilla de la playa que casi rosaban sus bocas.Terminada la satánica tarea, los piratas se retiraron.

Triste sería describir la angustia de aquellos desgraciados cuando la marea lentamente comenzó a subir acercándose cada vez más a sus inmóviles cuerpos.Los gritos de horror han llegado como eco infernal hasta nuestros días siendo escuchados por muchos veraneantes que aquí han pasado sus temporadas.Otros han visto la siniestra hilera de cabezas enterradas a lo largo de la playa. ¿Se enterró un tesoro más en el islote sagüero?. Este castigo ejemplarizante para los demás miembros de la tripulación llevaba si duda algún fuerte mensaje del malvado capitán que les enviaría “la mota negra” donde quiera que se escondiera algún desertor de su dotación…

5- continuará...